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Artículo Ampliado

¿Cómo es una sesión de Osteopatía?

  • Publicado el 31 de Mayo de 2018
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  • OSTEOPATÍA
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¿Cómo es una sesión de Osteopatía?

LA SESION OSTEOPATICA

La sesión de osteopatía es siempre individual, en la que se establece un dialogo entre las manos del terapeuta y los tejidos del paciente. Consta de un primer tiempo evaluativo y un segundo tiempo terapéutico. En la primer parte el terapeuta se interesara por el estado de salud general y realizara una serie de test y palpaciones manuales para identificar las estructuras que han sufrido pérdida de movimiento o estrés mecánico. Una vez identificadas dichas estructuras se aplicaran las técnicas manuales pertinentes para normalizar la función y eliminar los síntomas del paciente.

Por ejemplo, un dolor a nivel dorsal o en un brazo, puede ser el reflejo de una afección visceral digestiva o cardíaca, lo que intentamos poner en evidencia durante el diagnóstico osteopático y, de esta forma, tratar la causa real del problema y no tanto el síntoma.

A modo de ejemplo, diremos también que, la disfunción primaria o causa de todo el desarreglo mecánico posterior que llevará a determinado segmento a ser sintomático, doloroso, suele situarse a distancia de este y, por tal motivo, en osteopatía tratamos la zona dolorosa y otros segmentos a distancia causantes del encadenamiento de tensiones, de disfunciones articulares, musculares etc. que acaban por sobrecargar el tejido que, finalmente, presenta el síntoma doloroso.

Es muy frecuente encontrar lumbalgias que responden a una causa primaria de antecedentes de lesiones de tobillo mal solucionadas.

Acudir a una sesión de osteopatía o a un osteópata no entraña en ningún caso riesgo alguno. El osteópata trabaja siempre respetando, mediante el diálogo con los tejidos, las posibilidades particulares de cada individuo.

El tratamiento osteopático siempre es muy suave y no le haremos daño. El osteópata utiliza un amplio abanico de técnicas osteopáticas para adaptarse a las necesidades individuales de cada paciente. Desde las técnicas osteopáticas manuales y articulares más tradicionales a las técnicas más sutiles conocidas como la osteopatía craneal y las técnicas viscerales. El  osteópata está altamente formado y empleará el mejor enfoque para el paciente.

La osteopatía presenta muy buenos resultados en el tratamiento del dolor crónico. El dolor es el mecanismo de alerta que posee el cuerpo para avisarnos que algo no está funcionando bien.

Andrew Taylor Still, considerado como el padre de la Osteopatía, formuló el axioma "la estructura gobierna la función".El osteópata analiza la estructura del paciente y examina la función de dicha estructura; el tratamiento osteopático consiste en armonizar la estructura con la función.

El motivo por el cual da tan buenos resultados es porque busca y resuelve el origen del síntoma. Éste puede ubicarse en cualquier otra parte del cuerpo, aunque a veces es local.

La osteopatía no tiene límite de edad en su aplicación, desde el bebe al anciano se pueden mejorar mediante la aplicación de tratamientos específicos en función de sus necesidades. El hecho de aplicar técnicas manuales en las que el terapeuta está en constante comunicación con el cuerpo del paciente hace posible que la edad no suponga un factor excluyente.

Es normal encontrar pacientes que llegan a consulta con una lumbalgia donde todas las pruebas radiológicas son negativas (todo es correcto) y tiene una columna totalmente sana, sin embargo la molestia persiste desde hace bastante tiempo e incluso años. Tras un primer examen osteopático detectamos una disfunción visceral, por fijación de un riñón. Este órgano cuando se queda fijado, se bloquea inferiormente no siendo capaz de reproducir su movimiento de ascenso y descenso. Al lesionarse de esta manera, presiona contra el músculo psoas, que a su vez este hace presión contra el músculo cuadrado lumbar, siendo el responsable de generar el dolor en la espalda. Hasta no ajustar la posición normal al riñón y este vuelva a funcionar normalmente, cualquier tratamiento que hagamos será inútil.

Es muy corriente tratar pacientes con problemas en cervicales, que han sido tratados de este problema y sin embargo su molestia persiste debido a que el tratamiento no ha sido el adecuado. En muchas ocasiones estos problemas se deben a fijaciones viscerales.

Por ejemplo,una fijación baja de hígado puede producir una tensión en el músculo diafragma, este a su vez crear una irritación en el nervio frénico. Desde las vértebras cervicales C3, C4 y C5 sale el nervio frénico que da inervación al músculo diafragma, si este músculo se ve afectado, producirá un bloqueo de estas vértebras mediante una metámera creando dolor en esta zona cervical del lado derecho. Por otro lado la contracción de este músculo, crea una tensión miofascial que tracciona inferiormente a la cúpula pleural y esta produce tensión en los músculos escalenos, que inervan directamente en las vértebras cervicales. Todo esto crea una tensión en la zona cervical que provoca muchos problemas. Únicamente corrigiendo el problema desde el origen, conseguiremos solucionarlo definitivamente.

 

REACCIONES TRAS UNA SESION DE OSTEOPATIA

Todo cambio brusco de uno o varios elementos en el interior del organismo comporta una confusión que este organismo intenta reducir para crear un nuevo orden, una nueva armonía que le sea favorable y le permita mantener un buen funcionamiento. El traumatismo es el ejemplo típico de esa clase de trastorno a nivel mecánico.

El terapeuta que trata su paciente busca y libera zonas de tensión. Crea cambios en la organización mecánica del cuerpo. De ello resulta un cierto desorden. El cuerpo se ve obligado, después de esta modificación, a crear un nuevo equilibro. Un terapeuta que lleva bien su tratamiento posee técnicas de ajuste que permiten ayudar al organismo a mantener el mejor equilibrio posible a lo largo de la sesión. Será el organismo solo el que realice el trabajo de ajuste íntimo y profundo que el terapeuta no puede efectuar y para el cual se necesita un cierto tiempo.

Esas fases de ajuste y las reacciones que se producen, varían de una persona a otra. Para algunos, esta fase pasará casi desapercibida; para otros, se manifestará de forma muy importante.

Justo después de la sesión, a menudo, existe una sensación de gran relajación y gran ligereza, acompañado algunas veces de la sensación de flotar.

Seguidamente, la reacción la más frecuente es la fatiga que puede aparecer en los minutos o las horas que siguen  a la sesión y durar de unas horas hasta dos o tres días.

Algunas veces, se produce una reacción que acompaña a la fatiga o cansancio y es la sensación de haber sido apaleado. El paciente puede sentir como dolores difusos, profundos, internos, como después de un gran esfuerzo. Esto puede durar un día.

Estas dos reacciones son debidas al hecho de que toda zona de retención en el cuerpo es una zona de inmovilidad. Los diferentes flujos, toxinas y residuos (ácido láctico), que transitan normalmente por esta región se estancan. Estas dos reacciones son consecutivas a la nueva puesta en circulación de las toxinas que estaban estancadas en las zonas de inmovilidad liberadas por la sesión.

Al liberar la región que se está tratando las toxinas se ponen de nuevo en la circulación y el organismo debe filtrarlas y eliminarlas, como si vinieran de ser creadas. La persona tiene agujetas como después de un gran esfuerzo.Estas reacciones pueden ser proporcionales a la importancia y al número de las zonas que han sido liberadas, pero también al grado de facilidad del cuerpo a gestionar sus toxinas.

Otra reacción puede ser la reaparición o la exacerbación del dolor que se manifiesta al día siguiente o dos días después de la sesión. Este tipo de reacción es debido al hecho de volver a poner en orden movimientos o funciones ejercidos por esta región que se encuentra de nuevo fuertemente solicitada.

Durante los tres días que siguen a una sesión de osteopatía, nada es realmente significativo.Es muy normal los sentimientos de fatiga y dolor pueden y no por ello indican que la sesión haya sido un fracaso.

Estas reacciones también explican porqué las sesiones no deben ser muy seguidas. El organismo necesita por lo menos una semana para asumir y digerir una sesión, y antes de esto, una nueva intervención crearía más perturbaciones que bienestar. La mayoría de los osteópatas, incluso separan aún más las sesiones.

Otra reacción son las compensaciones. Cuándo se produce un bloqueo de una vértebra en la parte inferior de la espalda y se resuelve, el cuerpo tratará de compensar esto creando contracciones musculares en la parte alta de la espalda, incluso a veces llegando al cuello, está adaptación de la postura se asimila a un velero en el que los cabos (músculos y ligamentos) deben estirarse para asegurar que el mástil (raquis, columna vertebral) se sostenga. Estos efectos también serán pasajeros y depende de la gravedad de la lesión. Cuanto más antiguo sea el problema más fuertes serán  las reacciones de compensación de ahí la necesidad de acudir al osteópata lo antes posible.

Después de una sesión de osteopatía, en la medida de lo posible, el reposo se impone. Si no un reposo absoluto, por lo menos una moderación en las actividades físicas.

Además, el sistema corporal no está apto para responder a una demanda intensa. Por lo tanto, no solo no será eficiente, paro incluso, los beneficios de la sesión se exponen a ser bastante menores.

 

NUMERO DE SESIONES NECESARIAS

La cantidad de sesionesvaría según la afección del paciente, la antigüedad de sus trastornos, su capacidad para restablecer rápidamente o no un mejor equilibrio, sus condiciones de vida, su capacidad para modificarlas, la edad, sexo y constitución de la persona.Además habrá que  tener en cuenta la habilidad, pericia y experiencia del osteópata.

Habrá que diferenciar el tratamiento de una lesión aguda versus crónica. Aunque la mayoría de las lesiones agudas son la expresión de un trastorno crónico subyacente, por ejemplo, hay casos de lumbalgias agudas, cuyo  gesto consiste en, agacharse a recoger algo y después  es imposible incorporarse, lo que se conoce comúnmente por “quedarse doblado”, esto de por sí es un signo de que algo ya andaba mal y que la lesión ya existía y se vuelve sintomática cuando menos lo esperamos. En agudo, por ejemplo, una tortícolis, bastarán de 1 a 2 sesiones. Para trastornos crónicos antiguos se puede llegar a superar las 5 sesiones, por ejemplo: ciática por hernia discal.

Con carácter general, entre tres y seis sesiones suelen ser suficientes.

El motivo por el cual acude el paciente a la consulta puede ser el resultado de viejas lesiones desdeñadas sobre las que el cuerpo ha organizado todo un sistema de adaptación. En este caso, puede que se necesiten varias sesiones para lograr devolver al organismo un equilibrio y una relajación suficiente y hacer que desaparezcan los síntomas.

La demanda del paciente también es importante. Cuando viene a consultar al osteópata, es por una razón precisa. Puede ser que el terapeuta logre, en una sesión o dos, mejorar o hacer desaparecer la dificultad. Sin embargo, examinando al paciente, puede detectar problemas más profundos y más antiguos de los que el paciente no tiene consciencia. El osteópata debe advertir e informar al paciente sobre lo que él cree que puede ayudarle, mientras lo deja libre de elegir entre continuar o no con el tratamiento osteopático.

 

ACTORES DE UNA SESION DE OSTEOPATIA

En las sesiones de osteopatía no solo se tienen éxitos, también se encuentran fracasos. Estos pueden tener varios orígenes, relativos a los pacientes, a los terapeutas y a las indicaciones incorrectas.

 

El paciente

Existen razones para esos fracasos cuya responsabilidad incumbe al paciente. Generalmente es porque continua llevando una vida ilógica y no se preocupa de emprender las reformas necesarias para mejorar su estado, bien porque se niega a modificar su alimentación, se agota, duerme poco, bebe o fuma demasiado, se impone gestos profesionales nocivos o se desenvuelve en un medio muy desfavorable para su equilibrio moral o psicológico.

Sin embargo el paciente no tiene toda la culpa y puede ser demasiado fácil, cuando no llegamos al resultado deseado, hacer recaer sobre él la responsabilidad del fracaso. El terapeuta puede tener también parte de responsabilidad.

 

El osteópata

Un osteópata es un profesional de la salud que trata las disfunciones de movilidad de los tejidos corporales. Para ello, el osteópata utilizará sus manos como herramienta única y principal. Dichas manos han sido entrenadas previamente para poder detectar los micro movimientos que se producen en los tejidos y sus disfunciones con lo que poder llegar a un diagnóstico preciso que será la base del tratamiento osteopático.

El osteópata basa sus tratamientos en la teoría de que el cuerpo puede curarse a sí mismo con una combinación adecuada de técnicas manuales como el masaje y la manipulación de los músculos, articulaciones, ligamentos y tendones. Estos métodos se utilizan para llevar el cuerpo hacia la coherencia física.

La osteopatía es ante todo un arte. Es un arte de curar y, como todo arte, posee una parte técnica que se aprende y una parte que depende más de la aptitud que de la técnica. Un terapeuta puede dominar perfectamente esa parte técnica y sin embargo no ser tan eficaz como quisiera. La experiencia también entra en juego y es el fruto de la paciencia y de la práctica. El osteópata puede no encontrar la verdadera causa de las dificultades de su paciente. Bien llevado, un tratamiento osteopático, si no aporta la solución deseada, da generalmente al paciente un cierto bienestar y nunca le es perjudicial, lo que no se puede decir de todas las terapias.

 

Las indicaciones

La mala indicación es otra fuente de fracasos en los tratamientos osteopáticos. La osteopatía no es una panacea. Puede que no sea el mejor sistema actual para tratar algunos problemas, o incluso que no esté indicada. El terapeuta debe ser responsable y permanecer atento, no queriendo tratarlo todo sistemáticamente con su técnica. El osteópata no es universal y debe aceptar trabajar dentro de un espíritu multidisciplinario de la sanidad.

A veces los síntomas desaparecen ya que el cuerpo deja de expresarse así. Otras veces, los síntomas permanecen, pero la relación del paciente con ellos cambia; el síntoma ya no es más el centro de atención, ya que pertenece a un contexto más amplio en el cual la vida se siente más llena y más satisfecha. A veces nada cambia. Quizás el paciente no quiere pararse a escuchar o quizás es demasiado abrumador oír. La decisión no es del osteópata. Animando al cuerpo a hacer explícito lo que está implícito en su formación, el osteópata ofrece posibilidades, no dictadas soluciones.

 

Las contraindicaciones

Son escasas. La mayoría de las veces, si el tratamiento osteopático no es la mejor indicación para la afección del paciente, sí puede ayudarle a recobrar un mejor equilibrio y un verdadero bienestar. Incluso en ciertos casos, permite al organismo luchar más eficazmente contra ciertos males que deben ser tratados por otros medios.

He aquí algunos casos de contraindicaciones:

Las enfermedades graves, en sus periodos de evolución aguda. Tal es el caso del cáncer, de la esclerosis en placas y de la poliartritis durante los periodos de crisis. Las personas afectadas por esas enfermedades pueden, no obstante, beneficiarse de cuidados osteopáticos fuera de las crisis o cuando el tratamiento específico ha sido aplicado.

Un traumatismo reciente puede ser una contraindicación, especialmente en el caso de fractura o de traumatismo craneal. Una vez más, la osteopatía podrá estar perfectamente indicada más tarde, cuando la fase crítica haya pasado y cuando se haya aplicado el tratamiento específico  eventualmente necesario.

Cada vez que el terapeuta tenga dudas en cuanto a la afección que sufre el paciente, debe recurrir a los profesionales competentes con el propósito de descubrir con certeza la naturaleza de la patología.

Existen muy pocos casos en los que la osteopatía esté verdaderamente contraindicada. La mayoría de las veces, aporta una gran ayuda al paciente, permitiéndole recobrar rápidamente el mejor equilibrio posible.

La osteopatía no está contraindicada en embarazo, sólo los tres primeros meses y también en caso de embarazo de riesgo, será el médico titular el que tenga la última palabra. Debido al cambio del centro de gravedad que se desplazan hacia delante, durante la gestación, los músculos y articulaciones van a ser sometidos a una fuerte tensión lo que provoca, sobre todo, dolor a nivel lumbar y cervical acompañado, a veces, de ciáticas. Después del parto es recomendable, una vez pasada la cuarentena, un par de sesiones de osteopatía para ayudar al cuerpo a reequilibrarse, ya que se han producido importantes desajustes pélvicos para que el parto haya sido posible, y evitar así de forma preventiva reacciones posteriores.

 

CUANDO CONSULTAR AL OSTEOPATA

Hablar de prevención no significa que todo individuo, si quiere vivir bien y mucho tiempo, debe procurarse los servicios de un osteópata desde el nacimiento… Sin embargo, si realizamos un mínimo mantenimiento de nuestro vehículo, ¿por qué no tendríamos que dar a nuestro cuerpo un mínimo de cuidados? Un coche al que le damos una gasolina o un aceite de mala calidad, o que no lo reparamos cuando es necesario, no llega muy lejos. El cuerpo puede, desde un cierto punto de vista, ser considerado como un vehículo. No obstante, tiene un margen de tolerancia mucho mayor que el automóvil, porque está vivo y tiene capacidad de adaptación y de compensación. No obstante este margen de tolerancia puede perjudicarle, porque acepta funcionar en condiciones que no son óptimas, de modo que a menudo olvidamos darle la alimentación correcta y equilibrada, el reposo y los cuidados que tanto necesita realmente.

Liberando las zonas de retención más importantes, el osteópata permite al organismo reencontrar una armonía interna y funcionar normalmente.

Como todos somos diferentes unos de otros, tenemos nuestras propias fuerzas y debilidades, como vivimos cada uno nuestra propia vida, con buenos y no tan buenos momentos, no se puede establecer una norma para la frecuencia de los cuidados osteopáticos.

Una regla general puede deducirse de lo que hemos visto; es bueno recibir un cuidado osteopático después de todo periodo difícil durante el que hemos sido maltratados tanto física como moralmente. Es en esos periodos cuando nuestro organismo acumula las tensiones. Liberar esas tensiones una vez ha pasado la dificultad, permite una recuperación muy rápida en todos los planos. He aquí algunos ejemplos de situaciones en las cuales un osteópata puede ser de una ayuda eficaz.

Durante el embarazo y después del parto, incluso cuando todo ha transcurrido sin problemas.

Después del nacimiento y durante la infancia, en el transcurso de cambios importantes en la vida del niño, o cuando manifiesta por su comportamiento dificultades de adaptación no habituales en él.

Después de todo traumatismo importante, incluso si no hay ninguna herida aparente (caída importante, accidente de coche, incluso sin gravedad ni herida, etc.).

Después de toda intervención quirúrgica o médica traumatizante, tratamientos dentales difíciles, extracciones, etc.

Antes de la colocación de un aparato dental, durante todo el tratamiento de ortodoncia, así como después de la retirada del aparato.

Durante o después de un periodo particularmente estresante o de agotamiento físico o intelectual o de un periodo emocional difícil.

Cuando nos sentimos “sin fuerzas”, o después de un periodo difícil.

Después de toda enfermedad aguda que requirió la toma de medicamentos. Las personas presentan entonces importantes desequilibrios del organismo en el plano osteopático, hepático y digestivo. Por ejemplo, los antibióticos, algunas veces indispensables, alteran siempre el sistema digestivo y el hígado.

Cuando la persona siente la necesidad o el deseo de tratarse. El cuerpo, si ya ha recibido cuidados osteopáticos será más sensible todavía al tratamiento osteopático permitiéndole reencontrar su equilibrio.

El ser humano está constituido por una estructura, por un sistema energético y por un sistema emocional, todos íntimamente ligados y quienes no sabrían ser disociados.

La osteopatía no es una técnica sino una terapéutica global que restaura el equilibrio de estos 3 niveles del cuerpo:

  • Poniéndoles en libertad de movilidad que les permitirá un buen funcionamiento

  • Mejorando la circulación que los irriga

  • Mejorando el sistema neurológico y neurovegetativo que lo controla

  • Mejorando la circulación energética

  • Liberando las huellas emocionales que disminuyen la recuperación

  • Favoreciendo la eliminación

  • Permitiendo al organismo regenerarse en todos sus grandes ritmos (respiraciones).

 

Para favorecer la eficacia de las sesiones de osteopatía, algunas precauciones pueden ser contempladas.

  • Evitar los excesos, sobre todo prolongados : excesos de trabajo, de descanso, de alimento, de excitantes, que consumen la energía necesaria para la recuperación y para la curación

  • Ninguna actividad deportiva, ni de hogar (aspirador, planchado, etc.) durante 3 días llenos.

  • Observar una higiene dietética: consumir, según su apetito, alimentos simples y naturales, si es posible durante su estación, y no refinados (más crudos, los más próximos de su origen), de acuerdo con la región climática donde se encuentra. Masticar bien los alimentos para asegurar una buena salivación y disminuir el apetito.

  • Beber preferentemente entre las comidas, una cantidad de líquido que permite orinar muchas veces al día. Evitar lo más posible las bebidas heladas, gaseosas, azucaradas y artificiales (sobre todo en el curso de la comida). Atención: si se bebe más que habitualmente, debemos orinar más que habitualmente, si no existe un problema de retención.

  • Pensar positivamente y ser constructivo ante todas las circunstancias (nuestros pensamientos influyen sobre nuestros actos y nuestra salud).

  • Evitar el estado depresivo que impide encargarse de uno mismo. No olvidar que el mejor remedio esta en sí.

 

QUE TECNICAS SON USADAS

Un buen osteópata debe tener un abanico de técnicas que se adapten no solo a la disfunción que se presenta, sino también al carácter del individuo. Se utilizarán técnicas manuales muy específicas para aliviar la tensión de los tejidos blandos (ligamentos,tendones, músculos y fascias)  que son, en gran parte, responsables de las rigideces articulares. Una vez liberadas dichas tensiones, se realizan maniobras de movilizaciones suaves e indoloras cuya finalidad es ganar movilidad en las zonas afectadas. Y por último, si es necesario, maniobras de ajustes precisos.

Las  técnicas, tienen que estar ajustadas al carácter del paciente ya que la respuesta emocional y corporal a determinadas maniobras varían según la persona. Normalmente se suele utilizarun TGO (tratamiento general osteopático) son una serie de maniobras suaves que se adaptan a todo tipo de pacientes, en especial personas mayores, embarazadas y menores.

 

RESULTADOS QUE SE PUEDEN ESPERAR DE LA OSTEOPATIA

Los estados agudosresponden muy bien al tratamiento osteopático, ya que hay lesiones que, aunque sean muy aparatosas como la torticolis, se resuelven rápido y bien. Las dificultades se manifiestan en las lesiones crónicas ya que sus resultados no son tan rápidos cómo nos gustaría. Por ejemplo, en una artrosis de rodilla, en la que hay un importante desgaste del cartílago, es imposible mejorar en dos o tres sesiones, en estos casos siempre es recomendable visitar al osteópata al mínimo indicio de malestar y no esperar a que el dolor se haga insoportable. Dónde la osteopatía tiene muy buenos resultados es en casi todo tipo de lesiones crónicas de espalda; protrusiones y hernias discales, ya sean lumbares dorsales o cervicales, latigazo cervical, espondilolistesis, torsiones pélvicas, disco artrosis, etc.

Las disfunciones crónicas tienen el inconveniente de las recaídas, es algo que no siempre sucede, pero cuando se mejora de cualquier disfunción, viene la etapa de cuidar nuestro estilo de vida y seguir los consejos del osteópata, sobre todo los relativos a la salud, pero nos descuidamos.

La función de la osteopatía es frenar esas recaídas y por tanto su empeoramiento. Esta acción hace que las lesiones se mantengan estables, por eso recomiendo siempre establecer un programa de revisión trimestral, semestral o anual dependiendo de cada caso.

 


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